IMAGE: Corina Rosu - 123RFUna larga y fantástica entrevista en The Atlantic con Evan Sharp, arquitecto y uno de los cofundadores de Pinterest, me lleva a pensar en la forma en que llevamos a cabo la función de búsqueda más allá de los buscadores, en herramientas que se han convertido en imprescindibles en muchas de las tareas que llevamos a cabo en nuestra vida cotidiana en la web.

En el caso de Pinterest, la búsqueda se ha convertido en una de las características fundamentales que valoro en mi uso habitual de la herramienta: el hecho de mantener un en Pinterest un repositorio ordenado de las noticias que voy leyendo de manera cotidiana ha llevado a que se convirtiese en una plataforma importantísima para mí: todos los días tras seleccionar un tema sobre el que escribir en esta página, me sumerjo de manera ya prácticamente automática en Pinterest para ver cuáles han sido las noticias sobre temas relacionados que he almacenado ahí recientemente. Buscar por el nombre de una persona o empresa me trae automáticamente a la pantalla el título y la evocación visual de todos los artículos que he guardado en la plataforma, lo que me permite obtener enlaces y referencias que sustenten o enriquezcan mi análisis con suma facilidad. La posibilidad de restringir la búsqueda a mis pines o a los de todos los usuarios añade la posibilidad de encontrar cosas que se me hubiesen pasado, y dota de agilidad a las búsquedas de mi propio material.

En realidad, la potencia de la búsqueda de Pinterest es común a lo que ocurre en cualquier plataforma en la que los usuarios llevan a cabo una tarea de selección, almacenamiento o repositorio de algún tipo. Antes de Pinterest, esa función en mi caso era desarrollada por Delicious: una plataforma en la que muchos usuarios almacenaban aquellas referencias que se encontraban en la web a modo de carpeta de favoritos en modo multiplataforma, y que aseguraba que una búsqueda allí llevaba a obtener únicamente resultados que alguien había considerado suficientemente útiles o relevantes como para pasar el trabajo de almacenarlos y catalogarlos allí. En la práctica, era como buscar en una versión depurada de la web, pasada por el filtro de un montón de usuarios, y con una capacidad social de descubrimiento de materiales adicionales. En muchos casos, para documentar artículos, Delicious ha sido un recurso que me ha generado bastante valor.

La idea de valor aportado por la función de búsqueda ha sido, en algunas ocasiones, central y muy clara: cuando Twitter comenzó su andadura como compañía, su primera adquisición fue Summize, una compañía especializada en búsqueda que jugó a partir de ahí un papel fundamental en la valoración y el negocio de la compañía (durante bastante tiempo, la gran mayoría de los ingresos de la compañía se originaron en los resultados de búsqueda que la compañía servía a Bing y a Google como parte de lo que se dio en llamar “real-time search”).

¿Cuántos sitios cuya función principal no es la búsqueda se han convertido en sitios en los que habitualmente hacemos búsquedas? Además de Pinterest o Delicious, en mi caso destaca Twitter, cada vez más convertido en un gestor de identidad: si a la hora de añadir información sobre una persona no encuentro una página en Wikipedia, que suele ser mi primera opción, tiendo a utilizar Twitter como una forma de proporcionar información sobre ella, un papel que podría también jugar en algunos casos About.me, una especie de inventario de recursos sobre una persona recopilados y editados por ella misma.

Pero este tipo de búsquedas “atípicas” son un fenómeno mucho más pujante, y en absoluto limitado a usuarios con mi perfil. Es bien sabida la pujanza de YouTube, con más de tres mil millones de búsquedas mensuales, en este sentido: si bien resulta incorrecto hablar de YouTube como segundo motor de búsqueda, porque sencillamente no lo es por definición, sería completamente absurdo obviar su importancia en este sentido a la hora de pensar en cómo solventa las necesidades de los usuarios para encontrar información relacionada con material en audio o vídeo.

Facebook es otro caso similar: la red social ha ido pasando de ser una página en la que los usuarios entraban fundamentalmente a buscar información sobre personas, a convertirse en una plataforma en la que un número cada vez más elevado de gente se dirige para obtener información sobre productos y marcas, con la esperanza de acceder no tanto a información comercial y a lo que la marca dice de sí misma, como a un sitio en el que encontrar respuestas caracterizadas por lo social: cómo otros usuarios hablan de la marca y sus productos, hasta qué punto esa marca gestiona bien la interacción con ellos, o incluso dudas y preguntas previas o posteriores a la adquisición. Las consecuencias del desplazamiento hacia usos de este tipo son potencialmente enormes: pasar de usuarios que entran en “modo social”, pensando únicamente en la interacción con personas que forman parte de su red, a un número creciente que llega en algo que podríamos identificar más con el “modo búsqueda”, activo y sensible a propuestas publicitarias o relacionadas con el consumo, puede ser una de las claves que rodea al futuro de monetización de las redes sociales.

En un entorno caracterizado por la hiperabundancia de información, resulta normal que la búsqueda se convierta en una de las funciones con más importancia, y tanto la valoración como el ubicuo dominio de Google es una buena prueba de ello. Pero a la hora de pensar en la búsqueda, no podemos quedarnos únicamente con la idea de “motor de búsqueda”: debemos ir más all&aa
cute;. La búsqueda, a efectos de la web, tiene muchísimo que decir en muchos de los servicios que utilizamos, mucho más allá de lo que relacionaríamos de manera general con la idea de “motor de búsqueda”.

¿Y tú? ¿Utilizas búsquedas en sitios que te aporten un valor interesante y que quieras compartir?

 

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